Deambulaba feliz y relajado por el espacio intergaláctico un humilde átomo de oxígeno cuando, de pronto, se le cruzó en su deambular un átomo de hidrógeno. Se miraron, se saludaron, comentaron el buen tiempo electromagnético que hacía últimamente ... el átomo de oxígeno le dijo: "¿quieres que nos unamos y formemos una molécula bien avenida, amistosa y eso?". A lo cual, el átomo de hidrógeno contestó: "estaría encantado, pero contigo no me basta. Necesito más. Otro como tú sería perfecto. Lo llamaríamos agua". El otro átomo, el de oxígeno, se quedó un poco compungido, pues siempre pensó que se bastaba a sí mismo. Pero cedió. Y nació el agua.
jueves, 11 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
por fin!!!! Me encanta esta historia, pero eso ya lo sabías. También me gusta mucho como principio, en todos los sentidos.
ResponderEliminarsaludos acuáticos desde los mares de Plutón,
¡gracias por el recibimiento! ... se tiene que estar bien en Plutón, no?
ResponderEliminar